A pesar de los avances en torno a la liberación femenina, aún quedan temas pendientes: cifras alertan sobre falta de deseo, violencia en las relaciones de pareja, coacción, escasas experiencias de placer y un reducido ejercicio de nuestros derechos.
Estamos preocupadas.
Hay cifras alarmantes que dan constancia de la dura realidad de las mujeres en el plano sexual, y que traen como consecuencias la falta de deseo, violencia en las relaciones de pareja, coacción, escasas experiencias de placer y, por consiguiente, un menor ejercicio de nuestros derechos.
Las causas son diversas; desde ausencia de educación sexual integral, asimetría de poder en las relaciones de pareja, violencia sexual y una sociedad completa que es cómplice de que el 52% de la humanidad, NO pueda gozar de su sexualidad, un derecho humano reconocido a nivel internacional.
Según cifras del Fondo para la Población de Naciones Unidas (UNFPA) en 2021, solo el 55% de las mujeres en el mundo goza de autonomía corporal, esto quiere decir, que toma decisiones sobre su cuerpo sin coacción o violencia en 3 indicadores: acceso a anticoncepción, a atenciones de salud reproductiva y, el indicador más alarmante, tiene la posibilidad a decir “sí” o “no” a tener las relaciones sexuales.Sí, leíste bien, un 45% de las mujeres no puede decidir si tiene o no relaciones sexuales.
Como Escuela experta en Salud Sexual y Reproductiva y que trabaja en la formación de quiénes están día a día abordando esta realidad, sabemos que debemos hacer un llamado urgente.
La realidad en Chile, es totalmente coherente con la experiencia internacional; según un estudio realizado por el Centro Miintimidad en 2022, 6 de cada 10 mujeres tiene relaciones sexuales “por cumplir” y “evitar peleas”, es decir, mantienen relaciones sexuales bajo coacción y violencia. Lo que se refleja en que un 49,1% se “sienta mal” luego de haber cedido.
Las mujeres hoy más que nunca tenemos mayor acceso a información sobre nuestros cuerpos, nuestra sexualidad y derechos. Lamentablemente, esto no ha implicado una mejora sustantiva en la experiencia de esta sexualidad, lo que resulta transversal en todos los contextos socioeconómicos y en países de altos o bajos ingresos.El escenario es doloroso y complejo, pero hay ESPERANZA y por eso escribo esto.
Gracias a los movimientos por los derechos de las mujeres es que hoy este tema es VISIBLE y RELEVANTE. Cada día existen más profesionales de todas las áreas que quieren trabajar por el cambio, pero siguen existiendo grandes barreras principalmente educativas.
Gracias a los movimientos de las mujeres, hoy sabemos que esta realidad no es individual sino que es colectiva, lo personal es político.Ahora toca preguntarnos como Profesionales es por qué, si ya tenemos el diagnóstico, no hay avances significativos.
La clave está en la educación y en las políticas públicas, las cuales históricamente se han centrado exclusivamente en las mujeres dejando de lado, por ejemplo, a los equipos profesionales que trabajan con ellas, quiénes son la primera línea frente a las dificultades y violencias en materia de salud sexual y sexualidad, mientras no cuenten con los conocimientos y las herramientas el problema solo seguirá creciendo.
Por otro lado, las mallas curriculares de las universidades aún no se han actualizado en esta materia y siguen formando a las y los profesionales sin enfoque de género y derechos humanos, tampoco han sabido incorporar los malestares y patologías propias de las mujeres. Ocurre entonces que las y los profesionales del sector salud, por ejemplo, egresan sin tener las bases para abordar de forma interdisciplinar y efectiva estas problemáticas, aunque muchas y muchos tienen voluntad para el cambio. Lamentablemente, en las atenciones de salud de mujeres que consultan por algún problema en el ámbito sexual, los profesionales les siguen diciendo "que se relajen más", "que se tomen un trago" para estar menos ansiosas o "que tengan mejor actitud"; culpándolas y, en muchos casos, revictimizándolas.Con este enfoque, se pierde la oportunidad de resolver problemas de salud, mejorar la calidad de vida e incluso pesquisar y denunciar violencias. Muy probablemente no exista una intención negativa desde los equipos profesionales, sino una falta de formación y actualización en salud de las mujeres, lo que se puede resolver con una capacitación adecuada que incorpore la perspectiva de género y derechos humanos.
En Escuela La Tribu, hemos formado a más de 5.000 profesionales en toda Iberoamérica, lo que nos ha permitido conocer mejor los vacíos que tienen estos profesionales respecto a cómo tratar la salud de las mujeres en general y salud sexual y reproductiva, en particular. Por ello hemos profundizado nuestro trabajo investigativo y pedagógico, para aportar a la superación de esta brecha y a la igualdad de género impartiendo el único Diplomado en Salud Sexual y Reproductiva, centrado 100% en las mujeres. Un recorrido por los aspectos fundamentales de la sexualidad en todas las etapas de la vida, permitiendo a las y los profesionales que lo cursen, estar capacitados para abordar los diversos desafíos en esta materia que tienen niñas, adolescentes y mujeres a lo largo de toda su trayectoria vital.Sabemos que aún tenemos mucho camino por recorrer y también sabemos que no estamos solas.
Si llegaste hasta aquí, GRACIAS, gracias por compartir nuestra preocupación, y aún más gracias por ser parte de la solución.
Queremos leerte,
Un abrazo.
Patricia Mieres González
Directora Ejecutiva de Escuela La Tribu