Entonces, ¿por qué priorizarnos en este 8M?
Niñas y mujeres están en condiciones de desigualdad en todas las áreas de la vida social: salud, trabajo, pobreza, educación, política y un largo etc. Y seamos claras, esto es un hecho no una opinión.
En todos estos ámbitos quién tendrá las peores condiciones será siempre una mujer. Quién tendrá menos salud, autonomía, ingresos, escolarización o alimento será siempre una mujer.
¿Esto significa que todas las mujeres viven las mismas violencias y discriminaciones? Para nada, las mujeres racializadas, las adultas mayores, mujeres de zonas rurales o mujeres lesbianas -por nombrar algunas- estarán expuestas a mayor desigualdad, para entender esto es que usamos la interseccionalidad.
Pero siempre la “última en la fila” es una mujer.
Ad portas de un nuevo #8M aparecen discursos que revisten claros tintes de misoginia: “deben luchas por todas las personas”, “el feminismo excluye”, “la lucha de las mujeres debe ser por todos” y así. Nuevamente mujeres atacadas por priorizarse a sí mismas y sus situaciones.
Lo que no es extraño, las mujeres hemos sido socializadas para anteponer las necesidades de todos frente a las nuestras. Eso es lo que se espera que hagamos y eso es incluso lo que terminamos haciendo.
Pero la situación para nosotras y otras mujeres no va a cambiar en la medida que no aprendamos a priorizar nuestra realidad y a exigir cambios concretos. Para eso usamos el enfoque de género, para mirar la estructura de violencia que el género implica y así erradicarlo.
Este nuevo 8M niñas, adolescentes y mujeres primero, unidas y firmes.
Si esto te incomoda, llegó el momento de revisar tus propias estructuras de misoginia.
Fuentes:
•Informe seguimiento Objetivos de Desarrollo Sostenible, ONU, 2018. (Actualización 2020)
•Sobre la situación de las mujeres, ONU Mujeres, 2022.